Equidad no es lo mismo que igualdad
19 de junio de 2025 | Editorial Markoptic
Redacción: Marcela Audelo
Durante mucho tiempo se ha repetido la idea de que “todos somos iguales”. Y aunque la frase parte de una intención positiva, lo cierto es que la igualdad no siempre representa justicia, especialmente cuando se habla de discapacidad física.
En un mundo que ha sido diseñado para cuerpos sin limitaciones, las personas con discapacidad enfrentan desafíos diarios que muchas veces pasan desapercibidos. Por eso, es urgente hablar de equidad. No como un concepto abstracto, sino como una práctica concreta que puede transformar realidades.
Igualdad: lo mismo para todos
La igualdad propone tratar a todas las personas por igual. A primera vista, esto puede parecer justo. Pero ¿qué pasa cuando no todos partimos desde el mismo punto?
Si se les ofrece el mismo tratamiento, las mismas herramientas o las mismas condiciones a personas con y sin discapacidad, se corre el riesgo de perpetuar las desigualdades existentes. Por ejemplo, permitir el acceso a un edificio solo por escaleras puede ser igual para todos, pero no es justo para alguien en silla de ruedas. La igualdad, sin ajustes, puede convertirse en una forma de exclusión silenciosa.
Equidad: lo que cada persona necesita
La equidad, en cambio, reconoce las diferencias individuales y actúa para garantizar que cada persona tenga las condiciones que necesita para desarrollarse plenamente. Es un principio que entiende que brindar apoyos específicos, adaptaciones o tecnología asistencial no es dar ventajas, sino corregir las desventajas impuestas por un entorno que no fue pensado para todos.
Ser equitativo no es hacer excepciones. Es tener el valor de cuestionar estructuras, de rediseñar espacios, de ampliar horizontes y de dar pasos reales hacia la inclusión.
Lo cotidiano desde otra perspectiva
Para quienes viven con una discapacidad física, las barreras están en lo cotidiano:
- Calles sin rampas.
- Transporte público inaccesible.
- Escuelas o empleos que no adaptan sus entornos.
- Prejuicios que reducen a la persona a su diagnóstico.
Por eso, hablar de equidad no es un lujo ni una utopía. Es una necesidad. Y es una responsabilidad compartida.
No se trata de caridad, se trata de derechos
Es importante dejar atrás la mirada condescendiente que ve a las personas con discapacidad como “valientes” solo por salir adelante. No se trata de admiración, sino de respeto.
La equidad no debe depender de la buena voluntad de alguien más. Debe estar garantizada como un derecho: el derecho a la accesibilidad, al trabajo digno, a la educación inclusiva, a la movilidad, a la autonomía y a una vida plena.
El camino hacia una sociedad más justa
Decir que “todos somos iguales” suena bonito, pero en la vida real puede ser injusto, especialmente cuando hablamos de discapacidad. En Fundación Markoptic, sabemos que la inclusión real comienza cuando hablamos de equidad, no solo de igualdad, porque una verdadera sociedad equitativa no se mide por cuántas personas con discapacidad “logran superarse”, sino por cuántos obstáculos ha eliminado para que esas personas no tengan que luchar más de lo necesario.
En el fondo, la equidad nos invita a cambiar la pregunta. No se trata de “¿estamos tratando a todos igual?”, sino de: ¿Estamos haciendo lo necesario para que todas las personas puedan vivir plenamente, sin barreras impuestas por su entorno?
Solo cuando la respuesta sea “sí”, podremos decir que estamos construyendo un mundo más justo.
Únete a nuestra causa ralizando tu donativo en www.markoptic.mx. Si deseas más información contáctanos al teléfono 800 509 1985, o al correo info@fundacionmarkoptic.org.mx.
¡No olvides compartir!