Aliados del cambio: Empresas con propósito
03 de junio de 2025 | Editorial Markoptic
Redacción: Marcela Audelo
Cada vez más, el sector empresarial está despertando a una verdad ineludible: los negocios no pueden prosperar en sociedades que no avanzan. Hoy, ya no se trata únicamente de generar utilidades o posicionar marcas. El verdadero liderazgo empresarial se mide por la capacidad de generar valor compartido. Y en ese escenario, las empresas con propósito juegan un papel protagónico.
Estas empresas entienden que su éxito está profundamente vinculado al bienestar colectivo. Van más allá de las acciones aisladas de responsabilidad social y construyen estrategias integrales donde la sostenibilidad, la equidad y la colaboración con la sociedad civil son parte de su esencia.
¿Qué significa ser una empresa con propósito?
No es una etiqueta ni una moda. Tener propósito implica que la empresa reconoce su papel como agente de transformación. Que sus decisiones están orientadas no solo por los resultados financieros, sino por el impacto que genera en las personas, en el medio ambiente y en las comunidades donde opera.
Estas empresas no preguntan “¿qué me corresponde hacer?”, sino “¿qué más puedo hacer para contribuir?”. Y es ahí donde surge un terreno fértil para colaborar con quienes ya están en el campo trabajando por un mundo más justo: las organizaciones de la sociedad civil.
El valor de las alianzas con asociaciones civiles
Las asociaciones civiles conocen las problemáticas sociales de cerca. Tienen la experiencia, la sensibilidad y el compromiso para acompañar a quienes más lo necesitan. Pero muchas veces enfrentan desafíos para escalar su impacto, principalmente por falta de recursos, visibilidad o acceso a redes de colaboración.
Ahí es donde las empresas con propósito pueden marcar la diferencia. Al aliarse con una asociación civil, no sólo potencian su capacidad de intervención social, sino que también enriquecen su cultura organizacional, generan vínculos de confianza con su entorno y consolidan su reputación como actores comprometidos con el desarrollo del país.
Este tipo de alianzas construyen puentes entre mundos que, por mucho tiempo, caminaron separados: el mundo corporativo y el mundo social. Hoy, la tendencia es clara: cuando trabajan juntos, los resultados son exponenciales.
Impacto que va más allá de la ayuda
Una empresa que colabora con una causa social no solo está “ayudando”. Está invirtiendo en un futuro mejor. Está sembrando confianza, fortaleciendo el tejido comunitario y generando un efecto multiplicador que transforma no solo la vida de quienes reciben apoyo, sino también la de sus propios colaboradores, clientes y aliados.
Los equipos de trabajo se sienten más motivados cuando saben que forman parte de algo significativo. Los consumidores son más leales a las marcas que muestran coherencia entre lo que dicen y lo que hacen. Y los inversionistas cada vez valoran más los indicadores de impacto social y ambiental como parte del valor empresarial.
¿Cómo empezar?
Convertirse en una empresa con propósito no requiere grandes estructuras ni enormes presupuestos. Requiere voluntad y visión. Desde acciones pequeñas pero constantes —como campañas internas de concientización o esquemas de voluntariado— hasta modelos más complejos de inversión social o innovación inclusiva, cada paso cuenta.
Lo importante es comenzar por lo esencial: escuchar. Escuchar a las comunidades, a las organizaciones sociales, a los propios trabajadores. Escuchar lo que el entorno necesita y pensar cómo la empresa puede aportar desde sus fortalezas. La clave está en ver la alianza no como una transacción, sino como una relación de largo plazo, basada en la confianza, el respeto mutuo y la convicción de que todos ganan cuando se trabaja con un propósito común.
El momento es ahora
El mundo está lleno de desafíos urgentes: desigualdad, exclusión, falta de oportunidades, crisis climática, barreras tecnológicas, entre muchos otros, pero también está lleno de posibilidades. Cada empresa tiene en sus manos la capacidad de influir positivamente en su entorno. La pregunta no es si debería hacerlo, la pregunta es cómo va a hacerlo; porque cuando una empresa se convierte en aliada del cambio, no solo transforma la vida de otros, se transforma a sí misma.
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